Artículo de Tomas Bernardo, Secretario General de Domus Europa España, publicado en Los Euros el 10 de agosto de 2011:

En los últimos tiempos, estamos asistiendo a un fenómeno que está creando cierto inquietud por igual en todos los demócratas, bien sean de tendencias liberales o de tendencias conservadoras, que es el ascenso en nuestra Europa de partidos extremistas, xenófogos y racistas como son el Partido del Progreso en Noruega, el Frente Nacional en Francia o el Partido de La libertad en Holanda.
Estos partidos se aprovechan de la desesperada situación financiera que ha provocado la crisis económica mundial en munchas personas, pera exaltar los más bajos instintos humanos disfrazados de nacionalismo y xenofobia. Porque seamos francos, son estos partidos con su nefasta ideología los que crean monstruos como Andres Behring Breivik....Por ejemplo.
Es fácil considerar a este hombre un desequilibrado, un accidente, dentro de una modélica sociedad nacionalista, esto es algo que siempre lo pueden poner como escusa los militantes de partidos políticos ultranacionalistas, cuando se enteren que otros individuos como el señor Breivik militan entre sus filas.
Pero el ataque de individuos aislados no es lo más preocupante de este fenómeno, porque esto que está sucediendo ahora ya lo vivimos anteriormente en los años treinta, con las funestas consecuencias que ya todos conocemos. Estos partidos políticos de ahora, en el fondo, son los mismos fanáticos de aquel entonces, que basan su programa electoral en furibundos ataques hacia, otros, ya sean naciones o personas, en vez de mirar sus propios errores. Estos políticos esperan el apoyo de los menos afortunados, a veces; pero sobre todo, esperan el apoyo de los menos documentados, a los que esperan convencer con la simpleza de sus argumentaciones.
Pero pensemos un momento en las dos principales ideas en las que basan su ideología, que como dije antes, son el nacionalismo y la xenofobia. Si no fuera porque solemos sentir terror cuando oímos hablar del nacionalismo, en pleno siglo XXI esta ideología causaría realmente risa. La gente de ultraderecha habla de un futuro glorioso para unas naciones pequeñas, débiles y puras, en un mundo, como el actual en el que dominan las naciones grandes, fuertes y multiculturales. En el cual, precisamente, el origen de todos sus verdaderos males, se halla, en que muchos de los habitantes de los insignificantes países actuales, aún no se han dado cuenta de que el verdadero origen de su nación, es en realidad un residuo de las ideas románticas del siglo XIX. Y que, por la insistencia en mantener esta anticuadad concepción del estado, aún no se han encontrado la forma de unirse en entidades más grandes y más acordes con los tiempos que corren.
Siempre pienso: ¿Qué harían los políticos ultranacionalistas si llegaran al poder?, ¿como defenderían aus población de un posible ataque extanjero, con sus débiles ejércitos. Lo harían, sin duda alguna, perdiendo su auténtica dignidad nacional, sometiéndose en todo, a países más fuertes, a cambio de un poco de protección. (Bueno, pero este problema también lo sufrimos ahora los ciudadanos de los países más ''europeístas'' de nuestra Unión).
Las teorías xenófobas de estos partidos políticos, no puedo evitar compararlas con las de los nacionalsocialistas de los años veinte y treinta. Según las teorías actuales de estos partidos, sus respectivas naciones tendráin el monopolio de la raza pura, un mito del siglo XIX, que nunca ha sido real y no sé yo, si les funcionará en pleno siglo XXI. Porque desde que existe el ser humano en Europa, siempre se han ido mezclando los diferentes grupos étnicos.
En este delirio colectivo provocado por los malos tiempos, que han llevado al ascenso de los partidos políticos ultranacionalistas, es inevitable hacer una más que fundada comparación entre el antisemitismo de los ancionalsocialistas contra las ideas ''antipigs'' de los partidos ultranacionalistas actuales (sí, ellos llaman cerdos a los habitantes del Sur de Europa). Pido a la providencia que esta gente no gane jamás una elecciones en sus respectivos estados, porque si no sabríamos otra vez lo que son los exterminios, de nuesvo, en nuestra Patria Europea. Y entonces hasta los más euroescépticos (que no se caracterizan por su gran empatía precisamente) no podráin evitar sufrir al contemplar la magnitud del daño ajeno.
Y por último, como europeístas que somos, no debemos olvidar como estos partidos políticos rápidamente atacaron e ilgalizaron toda organización pro-europea (prohibición de Paneuropa en Alemania en 1933). Claro que si ésto volviera a ocurrir, la culpa sería de nosotros, los europeístas, que tenemos miles de organizaciones pro-europeas sin un programa ni un objetivo común, pensando que la Unión Auténtica llegará algún día ella sóla, sin pensar en meternos en política, o porque muchos de nosotros ya militamos en un partido político estatal. Pero yo, sinceramente, pienso que , precisamente, metiéndonos en el mismo terreno que ellos y ganándonlos, es como podríamos acabar con estos partidos políticos ultranacionalistas de ideologías tan nefestas para Europa y para la humanidad en general.
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